NARRADOR |
En una puesta de sol, Cihuatl paseaba por la hacienda de San Pedro Mártir Casasano, cuando de pronto se encontró a dos jóvenes con vestimenta de jornaleros y pinta de azucareros. |
CIHUATL IUKAYOTL |
(ALEGRE) ¡Qué tal, jóvenes! ¿Terminando la jornada? |
SIMÓN
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¡Así es, señorita! Dándole duro a la zafra. |
PATRICIO |
¿Cuál es su nombre señorita? |
CIHUATL IUKAYOTL |
¿Mi nombre? ¡Síhuatl Iukayotl! ¿y el tuyo? |
SIMÓN |
¡¿Cíhua qué?! |
CIHUATL IUKAYOTL |
¡Cíhuatl Iukayotl! |
SIMÓN |
Tiene usted un nombre muy extraño, señorita… Yo soy Simón, y mi compañero se llama Patricio. Venga, Cíhuatl; charlemos un poco en lo que se pone el sol. |
CIHUATL IUKAYOTL |
¿Y para quién trabajan ustedes? |
SIMÓN |
Pues como muchos aquí en Cuautla, somos cañeros, Cíhuatl, y manejamos el azúcar de nuestro jefe: Francisco Vélez; un buen tipo, por cierto. |
CIHUATL IUKAYOTL |
(Interesada) ¿Su trabajo es pesado, Simón? |
SIMÓN |
Bastante, señorita; trabajamos desde que sale el sol hasta que se mete. Ni más ni menos. ¿Qué no, Patricio? |
PATRICIO |
(TONO DE EBRIEDAD) Hasta que se mete el canijo. |
SIMÓN |
Pero, pues estamos muy agradecidos con nuestro patrón Francisco.Tenemos pa’ comer, dormir y beber, con eso me doy por bien servido. |
PATRICIO |
(TONO DE EBRIEDAD) ¿No quiere un trago, señorita Sijú? Yo invito (RÍE) |
CIHUATL IUKAYOTL |
Muchas gracias, Patricio, de hecho, recuerdo ya haber probado esa bebida y hasta me puso, como dicen, chapeadita. |
NARRADOR |
Patricio estaba sentado descansando sobre una piedra que se encontraba en una pequeña vereda al costado de los cañaverales. Cabeceaba de un lado a otro hasta que finalmente cayó dormido por los efectos del aguardiente y la plática de Cihuatl y Simón. Con su cigarrillo entre los dedos y el aguardiente sobre sus piernas, las brasas del pitillo empezaron a lloviznar sobre las hojas y cañas secas. |
SIMÓN |
¿Y de dónde es usted señorita Cihuatl? |
CIHUATL IUKAYOTL |
Soy de todas partes y de ninguna. |
SIMÓN |
(ALERTADO) ¡Compadre, su cigarro huele algo extraño! |
PATRICIO |
(TONO DE EBRIEDAD) ¡Yo no tengo ningún cigarro! |
CIHUATL IUKAYOTL |
¡No es el cigarro, se está quemando plantío! |
PATRICIO |
(TONO DE EBRIEDAD Y GRITANDO) Que no tengo ningún…(SORPRENDIDO) ¿Qué rayos? |
SIMÓN |
¡Qué demonios, Patricio! Te dije que tuvieras cuidado con eso. |
PATRICIO |
(PREOCUPADO) ¿Qué hacemos ahora, Simón? ¡Nos matará el patrón! |
NARRADOR |
Simón, al ver la arriesgada situación a la que se enfrentaban, tomó una pala que se estaba enterrada a un costado de él. Un sentimiento de desesperación y pánico corrió por el cuerpo del cañero y comenzó a golpear las hierbas en fuego, atizando cada vez más la lumbre. |
SIMÓN |
(DESESPERADO) ¡Agarra la otra pala y ayúdame, Patricio! |
PATRICIO |
(NERVIOSO) (AGITADO) Es inútil; se está avivando más. |
CIHUATL IUKAYOTL |
¡Deténganse! No lo hagan; sólo provocarán que las llamas se extiendan aún más. |
NARRADOR |
Simón volteó a ver a Cihuatl, quien permanecía serena e impávida frente al incendio. El miedo llenó más allá que sólo la mirada del jornalero. Como pudo, Simón logró emitir un fuerte silbido para llamar a su caballo. |
SIMÓN |
(DESESPERADO) ¡Apúrate, Patricio! Toma la pala y el pico y súbete al caballo antes que se pele porque está muy inquieto. |
PATRICIO |
¡Vámonos, Síhuatl! ¡Súbase! |
CIHUATL IUKAYOTL |
No puedo, soy la madre naturaleza… Mi deber es cuidarla. |
SIMON |
(CONFUNDIDO) ¡Síhuatl, por favor! |
PATRICIO |
(PARA SÍ)Está loca, ¡Vámonos, Simón! |
SIMÓN |
(ENOJADO) ¡Como quiera! |
PATRICIO |
(TEMEROSO) Regrésate, Simón; no debimos haberla dejado. |
SIMÓN |
Dijo que era la madre naturaleza, compadre; seguro sabrá cómo salir. |
NARRADOR |
Cihuatl, al ver que los dos hombres se alejaban, cayó de rodillas al piso como en una plegaria. El intenso fulgor naranja de las llamaradas deslumbraban su rostro y las fuertes olas de calor la golpeaban, pero éstas no le hacían daño alguno. Cihuatl dirigió su mirada al cielo, y al dar un respiro estremecedor recitó una divina plegaria. |
CIHUATL IUKAYOTL |
Ehécatl…dios de los divinos vientos, barredor de los cielos y traedor de las lluvias. (TRANQUILA)Kampa onkaj tlasotlalistli onkaj nemilistli: Donde hay amor hay vida. |
NARRADOR |
Cihuatl estiró sus brazos y sobre las palmas de sus manos emanó un destello azulado cósmico. Se levantó del piso como en un trance celestial y dio una vertiginosa vuelta de trescientos sesenta grados que causó una fortísima ráfaga de aire.Las hojas y los tallos del cañaveral se zarandearon de un lado a otro. El tepetate flotó por el aire provocando un inmenso tornado de tierra. Pájaros, roedores e insectos se apresuraron a huir del plantío ante la sobrehumana manifestación de poder. |
CIHUATL IUKAYOTL |
(AGITADA) ¡Está hecho! |
PATRICIO |
(ESPANTADO) ¿Qué fue eso, Simón? |
SIMÓN |
(CONFUNDIDO) No lo sé, compadre ¡Mire! |
NARRADOR |
Simón y Patricio se percataron que entre los plantíos emanaba una luz con gran intensidad, algo que jamás habían visto. Los jornaleros corrieron inmediatamente hacia el lugar del sobrenatural desastre. |
SIMÓN |
Sígueme, Patricio; no te alejes. |
NARRADOR |
Al entrar al vasto plantío, los cañeros lograron observar a la lejanía una figura semi humana repleta de etérea luz. Levitaba con gracia y con movimientos muy sutiles se desvaneció en el aire. El clima pasó de ser agitado a sereno. Ambos jornaleros se percataron que gran parte de la cosecha se encontraba intacta y que justo donde avistaron a la figura semi humana yacía una hoja Muiclé luminosa. |
SIMÓN |
(SORPRENDIDO) Pero… ¿Cíhuatl? |
PATRICIO |
(CONFIRMANDO) Madre naturaleza. |
NARRADOR |
Simón y Patricio entendieron desde ese día que en las grandes arboledas y cañaverales de Cuautla ronda una deidad protectora, una mujer cuyo poder sobrenatural cuida a toda la creación, esa mujer lleva por nombre Cihualt Iukayotl. |